Base – Moita

Y así es, siempre que se cumple más una Romería a Caballo, una antígua tradición religiosa, de contornos únicos y singulares que, en los dias de hoy, reúne cada vez más participantes. La agitación alrededor de los caballos, los carros y los acoplamientos deja adivinar que se acerca la hora del partido. El día amanece muy temprano junto a la zona circundante al Pabellón Municipal de Exposiciones, en la Moita, en el día de la partida de la romería. Es necesario ultimar la preparación de los animales y preparar el estómago para el camino. Gran parte de los participantes de la Romería a Caballo Moita – Viana do Alentejo llega en el día anterior, para no perder la bendición y la ceremonia de partida. Vienen de varios puntos del país y hasta del extranjero, y mucho de ellos cumplen esta tradición desde que se reanudó en 2001. Además de invocar la tradición religiosa y la memoria de antíguos labradores  que llevaban a sus animales a Viana do Alentejo para que fueran bendecidos, durante la procesión en honor de N.ª Sr.ª D’Aires ( patrona de los animales), la romería privilegia la convivencia entre grupos de apasionados por caballos, asociaciones ecuestres y las llamadas hermandades, muchas de ellas creadas exclusivamente a propósito de este evento.

El clarín anuncia la hora de la salida. Trajeados con rigor, hombres, mujeres y ninõs, de todas las edades, desfilan alineados en los caballos debidamente ornamentados, hacia la iglesia de N.ª Sr.ª da Boa Viagem, para obtener la bendición a la salida. Aún antes del inicio de la primera etapa de la Romería, la Comisión Organizadora, compuesta por las Cámaras Municipales de Moita y Viana do Alentejo, la Asociación de los Romeros de la Tradición Moitense y la Asociación Ecuestre de Viana do Alentejo, da la bienvenida a los participantes. Después de la bendición atribuida por los párrocos de Moita y Viana do Alentejo y recibida devotamente por los Romeros, es tiempo de seguir viaje, detrás del carruaje, que transporta la imagen de N.ª Sr.ª da Boa Viagem, hacia la antigua Canada Real. Esparcida por las calles de la villa, la población asiste a la partida de los Romeros y se despide con votos de buen viaje.